jueves, 2 de julio de 2015

Diez recomendaciones para formarte como psicoterapeuta


Por Miguel Angel Pichardo Reyes
AlterSoma

¿Qué hacer después de haber finalizado la licenciatura en Psicología? Si tu interés se ha orientado hacia el ejercicio profesional de la Psicología Clínica y la Psicoterapia, es posible que hayas evaluado la posibilidad de integrarte al campo laboral, ya sea poniendo tu propio consultorio o trabajando como psicoterapeuta en una clínica. Es común observar la desorientación y hasta la frustración que presentan muchas egresadas, y hasta profesionales en ejercicio, al enfrentarse con los pacientes y al campo laboral.

Mucha de la desorientación es debido a que no cuentan con un marco teórico, clínico, metodológico y técnico bien integrado para abordar a los pacientes/clientes. Muchas de ellas, al carecer de una formación en psicoterapia, empiezan un recorrido a través de talleres, cursos y diplomados de todo tipo: terapias breves, intervención en crisis, suicidio, coaching, constelaciones familiares, reiki, terapias florales, psicoanálisis, masajes, y hasta terapia angelical u otras.

Esta diversidad de técnicas nos habla de la gran desorientación que tienen las recién egresadas de la carrera de psicología, y no solo eso, sino también de la crisis de identidad por la que esta pasando la Psicología Clínica y la Psicoterapia. Pareciera ser que las alumnas no han sido formadas adecuadamente o no han asimilado los principios epistemológicos y metodológicos de la psicología como ciencia. Esto las lleva a tener una grave confusión con respecto a los límites y diferencias con respecto a otras técnicas pseudo-psicológicas.

A este respecto no es raro encontrar publicidad de psicólogas egresadas que ofertan sus servicios de psicoterapia de la siguiente manera: “atiendo niños, adolescentes, adultos, depresión, ansiedad, conflictos de pareja”, o “psicoterapeuta con formación en PNL, coaching ontológico, constelaciones familiares, terapia de regresión, hipnosis ericksoniana, thetahealing, respiración holotrópica”.

Otras tantas egresadas optan por una formación académica a través de cursar posgrados en Psicología Clínica, las cuales forman especialmente para la investigación y la docencia universitaria, pero poco para el ejercicio profesional.

Aquí tienes nuestras diez recomendaciones para formarte como psicoterapeuta:

1.     Infórmate de las diferentes Escuelas de Psicoterapia. En la actualidad puedes realizar búsquedas por internet sobre escuelas e institutos de psicoterapia, revisando programas de estudios, tiempo, costos, profesores, publicaciones, etc.

2.     Enfócate en una sola corriente y profundiza en ella. Es mejor enfocarte en una sola corriente y profundizar en ella, este te garantizará un mejor manejo y experiencia de las técnicas, la clínica y la metodología.



3.     Acude con un psicoterapeuta de esa corriente y experiméntala. No hay mejor forma de conocer una corriente que acudir a psicoterapia con un terapeuta de la corriente que te interese. Experimenta la psicoterapia en tu propia persona!

4.     Invierte en tu especialización a través de cursos, talleres y diplomados de esa corriente. Parte de la formación consiste en acudir a los cursos, talleres y diplomados, que te permitirán actualizarte o especializarte en alguna técnica o trastorno.

5.     Evalúa el campo de oportunidades de la psicoterapia. Hay psicoterapia que no son actuales o que en cierta población se encuentra en decadencia. Investiga sobre el campo de oportunidades para el ejercicio profesional.

6.     Especialízate en el tratamiento de ciertos problemas o trastornos. Los psicoterapeutas generales que atienden de todo es de lo menos profesional. Fórmate como un psicoterapeuta especializado en tratamientos y trastornos muy puntuales.

7.     Intégrate a grupos de supervisión y control de casos clínicos. Los psicoterapeutas tenemos la mala costumbre de estar en una labor solitaria. Las escuelas e institutos te ofrecen espacios de supervisión y control clínico, que te permiten realizar diagnósticos más precisos y planes de tratamiento más efectivos.



8.     Infórmate y lee artículos científicos sobre clínica, neuropsicología, etc. La escuela o instituto no te da todo, tu tienes que investigar en revistas indexadas, en suscripciones a publicaciones científicas y en nuevas publicaciones de libros, sobre tu corriente, nuevas técnicas o nuevas hipótesis clínicas.

9.     Organízate con otros especialistas que compartan tu corriente. No hay nada peor que articularte con otros psicoterapeutas de corrientes distintas, contrapuestas o de dudosa procedencia.


10.  Acude a congresos, jornadas y coloquios de actualización profesional. Normalmente los colegios de profesionales en psicoterapia y asociaciones, federaciones o escuelas, organizan congresos de actualización, y son una excelente oportunidad de conocer a otros profesionistas con quienes colaborar.

miércoles, 1 de julio de 2015

Las cuatro claves del diagnóstico en psicoterapia



Por Miguel Angel Pichardo Reyes
AlterSoma

El uso del diagnóstico ha experimentado cambios muy profundos durante los últimos cinco años. Por un lado se han criticado los criterios de evaluación del DSM-V, por el otro se sigue asociando el diagnóstico con la psiquiatría y los psicofármacos, y en el otro extremo se encuentran escuelas de psicoterapia que desalientan su uso.

En la Psicoterapia Corporal Breve defendemos y promovemos el uso crítico de la evaluación clínica y el psicodiagnóstico, pues consideramos que esta evaluación es un derecho de los y las usuarias de los servicios de salud, y por el otro, el diagnóstico posibilita plantear un programa de tratamiento adecuado a los campos de evaluación y de los síntomas más graves de los pacientes/clientes.

A continuación te presentamos cuatro claves de un psicodiagnóstico clínico en el marco del inicio de una psicoterapia.

1.     Entrevista inicial. La entrevista inicial supone el primer contacto cara-a-cara de una paciente/cliente con el psicoterapeuta. En esta primera entrevista se promueve la empatía, la escucha del motivo de consulta, una primera evaluación de la problemática, así como de la información relativa al proceso psicoterapéutico, incluyendo tiempos, costos y procedimientos.

2.     Historia clínica. La historia clínica permite distinguir los signos y síntomas, reconocer su evolución, y evaluar cómo esta afectando actualmente a la paciente/cliente.

3.     Evaluación clínica. La evaluación clínica permite evaluar los síntomas y los signos, así como los síndromes y los posibles trastornos, distinguiendo los cuadros clínicos de los trastornos de la personalidad, identificando las posibles causas médicas, así como los estresores psicosociales y la gravedad del problema o trastorno.


4.     Evaluación de la personalidad. La evaluación de la personalidad es un aspecto fundamental. Nosotros recomendamos la evaluación estructural de vertiente psicodinámica, así como las evaluaciones psicocorporales de las estructuras de carácter. Esta evaluación también permitirá afinar el pronóstico y diseñar un plan de tratamiento adecuado a cada estructura de carácter.



jueves, 18 de junio de 2015

El cuerpo en la psicologia: sustitución y colonización


Por Miguel Angel Pichardo Reyes
AlterSoma

La episteme científica es tributaria de los dispositivos sociotécnicos de disciplinamiento del cuerpo sexuado, así como heredero del paradigma antropológico de desprecio del cuerpo, la materia y la mujer. La razón científica, hay que decirlo, es el artífice técnico de la razón patriarcal. Ésta es una razón fálico-esquizoide, la cúpula entre el poder y el conocimiento. Antaño la técnica se encontraba sometida a la razón política, especialmente como una técnica de uso militar utilizada para el control, la planificación, la dominación y la manipulación. Sin embargo ahora, en este mundo globalizado, pareciera que la razón tecnocientífica no es más un subordinado de la razón política, sino que ésta se ha constituido como el modo hegemónico desde el cual opera el capitalismo global. La razón tecnocientífica ahora es la razón política.

Como sus principios epistemológicos lo presumen, la ciencia es epistemológicamente objetiva, éticamente aséptica, políticamente indiferente y socialmente irrelevante. Y sin embargo, bajo estas premisas la ciencia es un poder aparentemente impersonal y omnipotente. Por esto mismo se encuentra por encima de la política, la ética y la comunidad. Se ha transformado en una entidad metafísica, virtual, que sólo rinde tributo a la lógica de la oferta y la demanda del marcado.

Cuando nos acercamos a la ciencia en su expresión localizada y en particular a la psicología, que es donde me interesa enmarcar este análisis, podemos situarnos en las vitrinas donde se expone la particular episteme psicológica: revistas, congresos, consultorios, laboratorios, universidades, institutos, grupos, etc. Las operaciones de la psicología tratan de cubrir, en la medida de lo posible con su destino manifiesto: objetividad, asepsia, indiferencia e irrelevancia. Las prácticas locales de la psicología clínica, laboral, social, política, educativa, comunitaria, de la salud, experimental, fisiológica, terapéutica, etc., son quimeras frente a un mundo desolado.

A la psicología no le interesa el individuo o la persona, sino su “esencia”, el comportamiento, la cognición, el inconsciente, la emoción, los neurotransmisores, el sistema, y hasta el “alma”. La psicología es indiferente al sujeto materialmente sentiente, situado históricamente y localizado geopolíticamente, sexuado y producido. La psicología no tiene mucho que decir con respecto a este sujeto de carne y hueso. Aun más, es posible que esta psicología lleve a cabo dos movimientos ideológicos: 1) mistificar al sujeto, idealizándolo, descarnándolo, sustituyéndolo por un criterio o un funcionamiento, y 2) descuartizar al sujeto, sometiéndolo, analizándolo, torturándolo para extraerle la respuesta planteada en la pregunta de investigación. Nos encontramos con el sujeto de la psicología científica: el sujeto mistificado y el sujeto colonizado. El primero es sustituido por el discurso (el caso de las psicologías no-científicas), el segundo es torturado (el caso de las psicologías científicas).

Las psicologías idealistas y dualistas (psicoanálisis, humanismo, sistémicas), así como las psicologías materialistas y reduccionistas (conductismo, experimental), asumen de una forma muy particular su relación con el sujeto corporal políticamente sexuado; las primeras por sustitución y las segundas por tortura. La sustitución es una forma de negación de la corporalidad, un intento de expropiación de la materialidad sintiente políticamente sexuada. Esta materialidad sintiente escapa al análisis, pues esa materialidad revela la marca de su origen evolutivo que se rebela ante los intentos de “humanización” espiritualizada o idealizada del ser humano, encubriendo su animalidad mamífera, únicamente asumiendo el psiquismo desmaterializado.

Así tenemos al sujeto sin más, desprovisto de su tridimensional opacidad corpórea. Esta producción del sujeto es la de un sujeto sin sujeto, un puro discurso, un etéreo significante para otro significante, un esquema en la pizarra, una formula que plantea al sujeto barrado sin referencia con cualquier sujeto empírico. El sujeto se encuentra más allá del cuerpo, es sólo la voz o el silencio que escapa del cuerpo, un inconsciente entretejido de metonimias y metáforas, solo producible en el habla, la palabra, el parloteo, la escansión y la interpretación.

Pero es susceptible de ser sustituido por un humanismo que enarbola una supuesta humanidad, esa esencia que nos hace únicos e irrepetibles, elevándonos a una dignidad jerárquica que nos coloca en la cima de la evolución, o en el centro de la historia. De acuerdo con esta visión, la utilización de la palabra “humanidad” o “persona” supone una visión que hace énfasis en nuestra naturaleza psíquica, anímica y espiritual, podrían decir: somos espíritu. ¿Pero realmente cambió algo la sustitución de las palabras “sujeto” e “inconsciente” por las de “humano”, “persona”, “espíritu”? ¿No se trata de significantes que hacen referencia a una realidad más acá del lenguaje?

El psiconálisis como el humanismo y el personalismo, son tributarios de la antropología judeocristiana por vía directa. Es posible aún encontrar rastros, sino es que proposiciones abiertamente teológicas disfrazadas de filosofía, metapsicología y humanismo. Quizás nos encontremos frente a una psicoteología judeocristiana moderna.

En el caso de la psicología científica nos encontramos con la tortura. Mientras que las psicologías teológicas (psicoanálisis y humanismo) sustituyen la realidad material del cuerpo sintiente, las psicologías científicas matan el cuerpo para desentrañar sus secretos a través de la disección, la observación microscópica, los injertos, la parálisis, los sedantes, y todo aquello que genere una reacción en el organismo susceptible de ser medida, cuantificada, grabada y registrada.


La psicología científica somete al cuerpo por vía directa de la experimentación, la observación, el examen, la auscultación, la entrevista y el interrogatorio. Se organiza en torno a una pulsión de dominio que penetra, analiza, disecciona y colonializa: descuartiza. Estamos hablando de una tortura del cuerpo para que éste a su vez nos revele sus más recónditos secretos. Una vez realizado dicha operación, es posible predecir, disciplinar, controlar y domesticar, y por lo tanto, producir, explotar, vender y ganar.

martes, 16 de junio de 2015

La psicoterapia del orgasmo


Por Miguel Angel Pichardo Reyes
AlterSoma

La Terapia del Orgasmo no es una psicoterapia del orgasmo en tanto ortopedia de la respuesta sexual alterada o potenciada. En este sentido, la Terapia del Orgasmo no es una terapia sexual, aunque ésta también se incluya. No es una psicopatología de los trastornos del deseo y del orgasmo, ni tampoco una disciplina para potenciar el multiorgásmo, mucho menos una mística tántrica del sexo. Entonces, ¿a que nos referimos con orgasmo?

La palabra orgasmo ha pasado por muchos avatares. Es una palabra muy manoseada. Y puede generar desde un reacción de miedo irracional, hasta una respuesta de entusiasmo excitatorio. Hay quienes subliman el orgasmo a una experiencia mística de unión extática, otros quienes ven en el orgasmo una forma sofisticada de dominio sexual, hasta quienes propugna una liberación sexual y feminista a través de éste, sin mencionar todas las disciplinas de la salud mental orientadas a patologizar o potenciar el orgasmo.

Para la Terapia del Orgasmo el “orgasmo” no es el de la respuesta sexual durante la cópula, esto es, no es sólo el reflejo fisiológico del orgasmo. El orgasmo va más allá del orgasmo genital para entrar al campo que bien podemos denominar como lo orgásmico. Lo orgásmico es la pulsación vital de nuestro organismo, una pulsación cargada energéticamente de placer. Lo orgásmico es la excitación del cuerpo viviente. El culmen de esa excitación que altera las coordenadas de la conciencia, llevándola a una sensación de unión y plenitud.

Lo orgásmico es muy similar a lo místico, pero no es lo místico, lo místico es una falsificación de lo orgásmico, un intento metafísico de atribuir lo orgásmico a algo exterior al cuerpo, o una salida del cuerpo. Lo orgásmico no es espiritual, ni metafísico, ni teológico, mucho menos idealista. Lo orgásmico es la realidad material viviente, sintiente y pulsante, esa realidad atómica y pluricelular de lo cual esta tejido el cuerpo emocional. Lo orgásmico es inmanente e innato, es sobre todo una fuerza de nuestra naturaleza biológica.

De aquí que podamos afirmar que el orgasmo es orgásmico, pero también el abrazo, el beso, el arrullo materno, la lactancia, el encuentro dialógico, la contemplación de una puesta de sol, el dormir después de comer, la excitación genital, una idea filosófica, un “eureka”, etc. Lo orgásmico atraviesa toda experiencia sensiblemente placentera del cuerpo.

A esta fuerza orgásmica se le oponen fuerzas anorgásmicas, pulsiones biopolíticas de muerte que expropian esta fuerza orgásmica, debilitando al cuerpo, rechazándolo, sometiéndolo, disciplinándolo. La anorgasmia es esta debilidad que cansa al organismo. Que lo reduce a una máquina, o a un objeto, o a una simple superficie.

Desde lo orgásmico es solo posible comprender la Terapia del Orgasmo, una psicoterapia corporal crítica que desmonta los dispositivos disciplinarios que expropian la fuerza vital orgásmica del sujeto incardinado. Una psicoterapia corporal crítica que denuncia las prácticas discursivas que alienan al sujeto de su propio organismo. Pero también una psicoterapia corporal crítica que rehabilita esa potencia orgásmica en la inmanencia autogestiva del propio cuerpo en tanto biología política, en tanto resistencia frente a la biopolítica necrofílica.

Ahora bien, la Terapia del Orgasmo, si bien no es una sexología, sí es una psicoterapia del cuerpo políticamente sexuado, y no podría ser de otra forma, pues la fuerza vital y pulsional del organismo es fundamentalmente sexual, esto es, tendiente a la vinculación placentera, ya sea sexual, social, amistosa, política, identitaria, etc.

Wilhelm Reich planteo la fórmula del reflejo orgásmico como el continuum sistémico tensión-carga-descarga-relajación. Podríamos decir ahora que esta fórmula opera como un biosistema abierto, puesto que en este pulsionar de expansión-contracción intervienen una serie de factores ecológicos (sociopolíticos) que podrán alterar dicho biosistema, produciendo un bloqueo biosistémico que se expresará como enfermedad: anorgasmia. Reich identifico el mecanismo de la represión como un dispositivo patriarcal de control y sometimiento, pero también es cierto que no ha sido sólo la represión, sino la existencia de múltiples usos biopolíticos del reflejo orgásmico, entre ellos la transgresión y la privación.

La enfermedad produce parálisis, inflamación, fatiga, y finalmente, la muerte. Son tres los biosistemas afectados por la anorgasmia, esto es, por el bloqueo en el proceso de expansión(simpático)-contracción(parasimpático), agresión hacia la función básica de la vida organísmica. Se trata del bloqueo en la respiración (impacto en las cadenas musculares de la respiración y el sistema digestivo), el cual provocara un bloqueo en el movimiento (impacto en las cadenas musculares de la expresión corporal espontánea), y finalmente un bloqueo en la sensopercepción (impacto en los órganos internos, en los neurotransmisores, en las hormonas y en el sistema sanguíneo).

Lo organísmico es la evidencia biológica y evolutiva de la orientación fundamental del ser humano hacia el placer que comparte con otros seres vivos. La Terapia del Orgasmo plantea la posibilidad de regresar a esa primera naturaleza perdida, de rehabilitar esa orientación fundamental del mamífero humano hacia el placer, entendido como ese proceso madurativo de autorregulación del sistema pulsatorio de expansión-contracción.

La Terapia del Orgasmo, desde esta perspectiva, es una Naturoterapia más que una Psicoterapia. Comprende al ser humano como un mamífero primate encefalizado, entendiendo los procesos corticales superiores, incluyendo el lenguaje y la producción simbólica, como la base del comportamiento social y la construcción de hábitos e instituciones. La actividad mental es actividad del organismo, propia de su naturaleza humana. Por eso la Terapia de Orgasmo trata al ser humano como un ser natural, orgánico y organismo. Pretende recordarle al humano su propia naturaleza animal.


De esta forma, el orgasmo forma parte de la función pulsatoria fundamental de la vida: lo orgásmico. A su ves, lo orgásmico forma parte de lo organísmico, esto es, del complejo entramado biosistémico del organismo evolucionado del primate homo sapiens. Lo organísmico es la materia biológica sintiente donde opera lo orgásmico y el orgasmo.