Por Miguel Angel Pichardo Reyes*
AlterSoma
En el sujeto incardinado fluye el biopoder, a
la vez que también es explotado por medio de la sustracción de su vitalidad
para llevarlo al colapso. Entonces el sujeto tendrá que resistir por lo menos
en dos frentes: una resistencia contra los flujos que performatean su sistema
nervioso, y otro contra la sustracción. He aquí la resistencia biopolítica, la
subversión del sujeto débil y colonizado. La resistencia biológica frete a un
flujo que circula desde el ectodermo hasta el endodermo, del segmento ocular al
segmento pélvico, configurando la coraza caracteromuscular en tanto segunda
naturaleza.
La resistencia biopolítica contra los flujos
performativos es del orden del desmontaje y la desconstrucción, un trabajo
arqueológico que desnaturaliza la biología, pues esta ha sido performateada por
un modo de producción. La biología no es neutral, mucho menos natural, esta
biología del sujeto incardinado ya se encuentra trastocada por las amenazas y
presiones externas del medio ambiente, formándose desde la tierna edad, una
coraza caracteromuscular que fijara al sujeto en una etapa infantil de
inmadurez, dependencia y debilidad.
La biología del cuerpo no deja de ser biología,
más bien, ésta se convierte en biopolítica, pues el modo de producción
simbólica a través de sus dispositivos de poder transcriben la información
simbólica a códigos biológicos. Los códigos biológicos de la biopolítica
alterarán la homeostasis del organismo, exponiéndolo desde la primera infancia
a sus dispositivos disciplinarios: consulta gineco-obstétrica, cesárea, parto
hospitalario intervenido, prácticas de separación e higiene después del parto,
etc. La forma en como estos dispositivos se inscriben en el sistema nervioso
del sujeto incardinado es a través del estrés, respuesta neurohormonal del
organismo para hacer frente a una amenaza, la cual quedará grabada en la
memoria implícita en tanto impronta.
La constitución del sujeto no puede ser tardía,
ésta se inicia desde el vientre materno, en la etapa intrauterina. Existe toda
una serie de dispositivos de poder que performatean el sistema nervioso desde
estas etapas de desarrollo. El nacimiento del sujeto incardinado se produce a
la par que el mismo proceso biológico, y no solamente eso, sino que como hemos
mencionado, la biología es social y política. El biopoder alcanza con sus redes
y tentáculos al cuerpo en gestación a través de las políticas de población y de
las políticas familiares de control sobre la reproducción. Desde las revistas
sobre bebés, hasta las tecnologías gineco-obstétricas, pasando por los mitos
del parto doloroso y la mujer-madre-abnegada, estas biopolíticas performatean
el sistema nervioso que media entre el medio ambiente externo y el medio
ambiente interno-intrauterino.
* Psicólogo Social y Psicoterapeuta Corporal.
Este ensayo forma parte de un proyecto sobre “El sujeto corpóreo políticamente
sexuado: Wilhelm Reich, Michael Foucault y Jacques Lacan”.
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