jueves, 28 de mayo de 2015

Reich y el feminismo


Por Miguel Angel Pichardo Reyes*
AlterSoma

La estructura simbólica precede al sujeto, y sólo es en la estructura como el sujeto deviene sujeto, constitución simbólica desde el Otro, ese Otro que llama, que invoca al organismo para que el sujeto se produzca como un efecto del significante en el modo de producción. Sin embargo, el organismo deviene subjetividad, pues el cerebro es un órgano social, un sistema abierto en constante retroalimentación. Aquí nos encontramos con una dialéctica, pues sería falso creer en una supuesta asunción metafísica del sujeto en tanto organismo pasivo sobre el cual se inscribe la subjetividad abstracta. Antes bien tendremos que postular la inevitable resistencia del organismo frente a los poderes discursivos del circuito simbólico que constituyen al sujeto, desencarnándolo de su raíz material y sentiente que es el cuerpo.

Las aproximaciones sobre la producción simbólica del sujeto que tienen en cuenta al cuerpo en tanto materialidad sintiente y biológica, tienden a menospreciar las potencias subversivas del organismo, así como las funciones biológicas como sabidurías críticas y en resistencia. Por eso será necesario colocar en la balanza la afirmación de la subversión biológica del sujeto débil y metafísico, pues dicha biología no es neutral, sino social y materialmente situada. ¿Pero en que consiste esta subversión organísmica del sujeto metafísico? La subversión reside en la irrupción de lo real-organísmico en el campo simbólico de la cultura, dislocando al sujeto del lenguaje desde el silencio incómodo de las corrientes vegetativas del cuerpo. Será aquello que llamamos “sexualidad”, esa corriente de excitación vegetativa que se resiste a ser disciplinada, callada, reprimida y expropiada, la que podrá subvertir el orden simbólico del sujeto. La excitación del cuerpo no es solo una corriente neutral, sino una fuerza que puede ser liberada.

Tendremos que pensar en un sujeto “corpóreo políticamente sexuado”, pues insinuar un proceso crítico de emancipación del sujeto sin inscribirlo en las coordenadas materiales, sintientes y de la excitación biológica, llevaría consigo una nueva forma de colonizar materialmente al sujeto, desmontarlo de su inmanente realidad corpórea para ser nuevamente sometido a las dialécticas imaginarias y simbólicas. La corporeidad del sujeto puede cumplir una función crítica desde el propio cuerpo, en tanto locus de resistencia frente a las agresiones domesticadoras y colonizadoras del Otro simbólico. Desde esta perspectiva nunca habían estado tan cerca Michael Foucault con Wilhelm Reich.

El sujeto corpóreo políticamente sexuado es una forma de remendar al sujeto metafísico, o más aún, de resistirse en contra de las visiones estructuralistas de la muerte del sujeto. ¿Será posible inventar al sujeto desde la materialidad sintiente del cuerpo organísmico? ¿es acaso este sujeto corpóreo una posibilidad de emancipación material que puede articularse con la búsqueda de un sujeto político del feminismo? Wilhelm Reich se acerca al feminismo, no solo por la posible desconstrucción del sujeto metafísico falogocéntrico, sino por las posibilidades político-estratégicas y técnicas de una psicoterapia corporal crítica y feminista.


Resulta apabullante el silencio que prevalece en el feminismo con respecto a la obra y la práctica reichiana. Aun más, es sintomático el hecho de que en las búsquedas y discusiones feministas sobre el sujeto prevalezcan los planteamientos metafísicos del psicoanálisis, ignorando las aproximaciones materialistas, antipatriarcales, de crítica ideológica y sobre la constitución del sujeto que realiza Wilhelm Reich a lo largo de su obra. Quizás sea pertinente que el feminismo voltee su mirada a la psicoterapia corporal reichiana, pues encontrarán no sólo una teoría crítica, sino también una praxis emancipadora.

* Psicólogo Social y Psicoterapeuta Corporal. Este ensayo forma parte de un proyecto sobre “El sujeto corpóreo políticamente sexuado: Wilhelm Reich, Michael Foucault y Jacques Lacan”.

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