Por Miguel Angel Pichardo Reyes*
AlterSoma
La resistencia biológica del organismo frente a
la performatividad discursiva del modo simbólico de producción concibe al
cuerpo como un cuerpo emancipado, un organismo colonizado que se rebela desde
la potencia del placer orgásmico. El cuerpo colonizado es un cuerpo
restringido, reducido en su capacidad vital de pulsación, insensible,
disminuido, agotado. La estrategia biopolítica de la colonización consiste en
esta reducción vital, una sustracción de la energía vital del cuerpo.
El modo de producción simbólica del patriarcado
somete la materia prima del cuerpo organísmico a un proceso de colonización. La
colonización del patriarcado se inscribe en el organismo a través del Sistema
General de Adaptación, esto es, a través de la exposición del organismo ante
una serie de amenazas vitales que perduran a lo largo del desarrollo infantil.
El sostén de estas amenazas se lleva a cabo a través de diferentes dispositivos
que van performateando al organismo, subjetivándolo, transcribiendo el código
cultural patriarcal en un código biopsíquico o psiconeural: leguaje, educación,
cultura, política, familia, etc. Esta transcripción del discurso político en
una codificación inscrita por el Sistema General de Adaptación, es lo que
denominamos biopoder.
El biopoder es el mecanismo a través del cual
un sistema o estructura social se incardina en el sistema neurobiológico del
sujeto, trasgrediendo la carne y performateando el tejido nervioso. Esta será
una forma de sujeción, la forma más radical del poder. El biopoder opera como
un suero que se canaliza a través del sistema sanguíneo, generando flujos que
alimentan la colonización del organismo: sometiéndolo. Pero el biopoder no solo
se infiltra en el cuerpo, sino que lo explota vitalmente, substrayendo la
vitalidad orgánica del sujeto para reducirlo a su mínima expresión vital, sólo
dispuesto a someterse y obedecer.
Desde esta perspectiva es como el sujeto
incardinado se enferma, pues el biopoder busca deliberadamente enfermar el
organismo, ya sea disminuyéndolo para someterlo o formateándolo en un eterno
infantilismo alienante, sometido al consumo en las sociedades de la opulencia.
El cuerpo es ese lugar de batalla ideológica donde se inscribe la biopolítica
del sujeto débil. De esta forma el cuerpo es reducido a objeto, producto y cosa
que es puesta en circulación en la compleja red de transacciones económicas, ya
sea como empleado, como ama de casa, o como objeto sexual. La calidad del
sujeto en la biopolítica es el de mercancía.
* Psicólogo Social y Psicoterapeuta Corporal.
Este ensayo forma parte de un proyecto sobre “El sujeto corpóreo políticamente
sexuado: Wilhelm Reich, Michael Foucault y Jacques Lacan”.
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